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jueves, 5 de abril de 2012

LA SEMANA SANTA EN MILPA ALTA:


CX años de Tradición y Misticismo
Miguel Agustín Jiménez Medina.1
I
Con la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo del año 2009, se cumplen XC años de llevar a cabo esta festividad religiosa en Villa Milpa Alta.2 Sin embargo, a pesar de los muchos años que tiene arraigada esta práctica-socioreligiosa, es común entre sus habitantes el desconocer el por qué de ella, para qué y sobre todo, cuando surgió, en donde y más aún, hacía donde va.

Es importante hacer notar que para la próxima representación que se llevará a cabo en el año 2009, los habitantes de Milpa Alta encontrarán un cambio radical en la manera de presentar esta escenificación. Debido a esto, me parece pertinente hacer un recuento hasta llegar a la modernidad de lo que es la Semana Santa en Milpa Alta y que dentro de su calendario de festividades religiosas, se puede considerar como una de las más importantes después de la peregrinación anual al santuario del Señor de Chalma.

Creo así mismo pertinente establecer un intento de justificación de cómo se llevó a cabo el proyecto de la representación y que ésta sirva de parte aguas para hacer un estudio histórico-antropológico-social de una de las tradiciones que más identifican a los milpaltenses: la Semana Santa y el misticismo que a esta festividad rodea. Las fuentes para este estudio han sido variadas de tal manera, que se emplearán elementos teóricos del campo del conocimiento histórico, social, antropológico, teológico y muy importante, la historia oral que en las últimas décadas han servido para hacer una reconstrucción de la historia, particularmente para entender lo que el sujeto de la historia percibe de su realidad y de qué manera ha influido ese contexto en su pensamiento y en sus ideas, objetivo de la historia de las mentalidades, término surgido en los primeros años del siglo XX.

II
La religión ha jugado un papel fundamental en la cosmovisión del hombre desde sus orígenes. De esta manera, el hombre ha buscado un objeto que le brinde protección e inspiración ya sea en el mundo celeste o en el inframundo. Ya en las culturas madres como la mesopotámica, como en las mesoamericanas, la religión ha estado unida al sistema administrativo y político. Y si uno hace un recorrido por el devenir histórico del hombre, se podrá dar cuenta de la presencia de las religiones en el desarrollo de las sociedades, así la Iglesia Católica Apostólica y Romana, es una de las más importantes en la historia medieval, moderna y contemporánea a nivel mundial. Es decir, necesariamente el hombre necesita tener un sustento que lo ayuda a obtener algo que quizá el no puede hacer. En términos filosóficos simples, eso sería la fe, una fuerza que ayuda a lograr algo que tú no puedes realizar.

Pero aterricemos en el plano común, en el plano social, aquel en donde el hombre realiza sus prácticas cotidianas. La Semana Santa… aquello que “sirve para recordar lo que Dios hizo por nosotros y por nuestros pecados”3, ha servido como un medio por el cual la Iglesia Católica, “única heredera de Cristo”, -como lo ha manifestado en meses recientes el jerarca católico Benedicto XVI-, ha mantenido un buen servicio de evangelización para los habitantes del mundo que hasta el siglo XV solo se congregaba en el viejo continente europeo y que ha partir del descubrimiento de América en el mismo siglo, habría la posibilidad de ganar mas adeptos. Particularmente por medio de las bulas alejandrinas inter caetera en donde se establecía que todos los territorios conquistados por España tendrían que ser evangelizados en la religión católica, el imperio del obispo de Roma fue creciendo cada vez mas día con día.

La Semana Santa como tal, tuvo como objetivo desde los primeros tiempos del cristianismo antiguo, rememorar los últimos días de vida del fundador del cristianismo: Jesús de Nazareth. Fue en el siglo IV cuando comenzaron a llevarse las prácticas en memoria de lo que se suponía que Jesús había hecho a su llegada a Jerusalén como los evangelios lo ponen de manifiesto. Los festejos consistían en que

… niños tan pequeños que apenas podían caminar, se reunían en el Monte de los Olivos, realizaban lecturas y cantaban himnos y antífonas. Formaban una procesión para entrar a Jerusalén y en los días siguientes recordaban la oración en el Monte de los Olivos, la Última Cena y la Crucifixión. El viernes adoraban los supuestos restos de la verdadera cruz.4
          
Fue durante el Concilio de Nicea cuando se estableció que la Semana Santa debería de ser uno de los ritos que conformaran la doctrina de la Iglesia Católica junto con otros mas como Los Sacramentos de la Santa Madre Iglesia, y el Credo de Constantino o Credo Niceano.5

Fue hasta el siglo V, cuando Dionisio el Exiguo determinó la calendarización de la Semana Santa, así como dividir al tiempo histórico en antes de Cristo y después de Cristo, aunque sus cálculos no fueran los correctos. Tan es así que Jesús no nació por lo tanto en el año 0, sino que nació 6 años antes. Esto se deduce puesto que Herodes el Grande nació en el 4 a. C y puesto que en el año de su muerte mando matar a todos los infantes de 2 años, Jesús nació en el 6 a. C. En cuanto a la Semana Santa, quedó establecido que el tiempo de remembranza tenía que estar delimitada de la siguiente manera: 1) La Resurrección ha de conmemorarse en domingo; 2) Este domingo ha de ser el que sigue a la primera luna llena de la primavera en el hemisferio norte y 3) La Semana Santa no puede coincidir con la Pascua judía. Partiendo de tal base astronómica, el Domingo de Resurrección puede ubicarse entre el 22 de marzo y el 25 de abril.6 Particularmente los festejos de esta conmemoración alcanzan mayor fuerza en países europeos con una tradición católica ancestral como España. Y fue precisamente que con el descubrimiento y conquista por parte de la península ibérica,  como la religión católica llegó a “Mejico”, la gran Tenochtitlan a imponer esta doctrina.

Grave fue la situación en la que se encontraban los frailes evangelizadores al llegar a un lugar en donde el lenguaje era diferente, la vida y sobre todo la religión que era totalmente ajena a la que ellos estaban acostumbrados a practicar. Fue a partir de 1524 cuando comenzaron los trabajos de evangelización sirviéndose en gran medida del teatro y la escenificación para mostrar a los indios los fundamentos de la religión cristiana. El primer hecho que fue tema de la teatralización fue el nacimiento de Jesucristo con lo que se originan las pastorelas que tienen un origen mexicano. Después, la pasión de Cristo fue el segundo motivo de evangelización. Fue en 1546 cuando en un convento de Huejotzingo, Pue., se representó por primera vez la pasión de Jesús.7

Este proceso de evangelización estuvo inmerso en la Contrareforma y en una nueva búsqueda por tener mayor control de los agremiados a la religión católica. Particularmente en Nueva España este movimiento se vio reflejado con la creación del Santo Oficio en 1571 y la labor de las órdenes mendicantes8 para obtener mayor cantidad de evangelizados. También durante este proceso se dio un aumento considerable de lugares en donde se estableció el culto católico donde se acostumbraban hacer ritos prehispánicos. Entre ellos estuvieron Chalma, el Tepeyac, Los Remedios, Zapopan e Izamal.9 Hay que recordar aquí haciendo un paréntesis, la manera en que impusieron la religión católica y el ejemplo más claro que fue el culto mariano del guadalupanismo.10

III
De esta manera, el camino que siguió la religión católica fue de manera sintética es el siguiente: 1) el cristianismo tuvo libertad de culto en el  Imperio Romano por Constantino en el 313 mediante el edicto de Milan. Sin embargo no prohibió las demás prácticas religiosas que se llevaban a cabo en el imperio; 2) la religión católica siguió viva en España (particularmente en lo que nos interesa) aun durante la dominación de los moros, teniendo su apogeo en la edad media y durante los siglos XV y XVI con la expansión del imperio español; 3) por medio del descubrimiento de América, (las Indias) la religión llegó a América Latina  y a México por medio de la conquista. Fue en el mismo siglo XVI cuando las misiones franciscanas llegaron al señorío momozca y comenzaron la tarea evangelizadora con la construcción del convento de la Asunción de María en Milpa Alta.

En lo que respecta al objeto de este estudio, -la Semana Santa-, comenzó a llevarse a cabo en 1899.11Es importante tomar esta festividad como centro de investigación descentralizándolo de las cuestiones religiosas. Si bien es cierto que es una práctica de una religión, un rito mediante el cual se rinde tributo a una deidad, esta circunscrita en una sociedad particular con rasgos que la hacen diferente a un estilo de vida particular. Y es que  a pesar de ser Milpa Alta una de las 16 delegaciones que conforman el Distrito Federal, mantiene aun un modus vivendi alejado de la vida urbana. La modernidad y la industrialización no han logrado cambiar la cotidianidad de la población milpaltense.

Hay por tanto una vida con los dos rasgos poblacionales: lo urbano y lo rural. Urbano porque cuenta con las características de urbanización: agua, drenaje, alcantarillado, luz, comunicaciones; rural, porque las relaciones sociales de comunicación tiende a estar circunscrito a un ambiente más local; sus tradiciones y costumbres en relación a lo religioso y su alimentación, son un claro ejemplo de vida rural, de un pueblo. Veamos algunos ejemplos para llevar a la práctica esta teoría.

Primero, es muy común estar perdido en algún lugar de Milpa Alta. Se busca una avenida y simplemente a un 90% de personas que se le pregunte, no sabrán darnos razón de la ubicación. Sin embargo, si se busca por medio de la persona que se quiere ubicar, rápidamente le darán la ubicación exacta. La vida cotidiana -es decir esos “sentimientos, inquietudes intelectuales, aspiraciones de trascendencia espiritual y formas de sociabilidad”12- que los milpaltenses expresan día a día, son una muestra que nos permiten encontrar la esencia de una comunidad rural. Un ejemplo tan simple sería la comida del milpaltense. Carne fresca de animal recién matado sean aves o carnes; verduras traídas de la huerta a la mesa, etcétera. Esto sería imposible encontrarlo en una sociedad urbana. Pero centremos la atención en un rasgo particular que hace de Milpa Alta una comunidad rural y que es en donde gira el tema que guía este trabajo: las costumbres y tradiciones.
En los años cincuenta el antropólogo estadounidense Clifford Geertz definía la cultura como pautas de significados; restringía el concepto de cultura reduciéndolo al ámbito de los hechos simbólicos. 

Estos hechos se enmarcan en lo que podríamos definir “identidades”, mismas que nos permiten diferenciarnos entre una y otra cultura. Es decir, las costumbres y tradiciones que forman la cultura milpaltense, permiten que sea una localidad no solo rica en cultura, sino también en historia y que al entrelazar ambas, hacen que el milpaltense sea un sujeto en la historia que construirá esa característica que se menciona anteriormente. Es entender lo que circunscribe el hecho –la Semana Santa–; sería en pocas palabras ver esa historia que es la sustancia de la sociedad,  misma que es una especie de esfera heterogénea en donde se entrelazan la estructura política, la producción, el arte, la ciencia y por supuesto, la vida cotidiana, con una relación de lo primario y lo secundario.13  
Pero… ¿A que se debe que esta tradición se mantenga vigente por más de cien años? Este es el centro del estudio. Por ello, responderé lo siguiente:

Lo primero es entender como la comunidad de Milpa Alta se ha apropiado de una religión tan arraigada. Es muy sencillo. El milpaltense es mexicano y por ende, dentro de la cultura del mexicano esta la tradición española de la religión. Magistralmente Samuel Ramos establece como el mexicano por herencia de la conquista, no puede enajenarse de la cultura europea ni mucho menos de la religión europeizante: la católica.14 Sin embargo, hace falta hacer uso de la microhistoria aplicada a Milpa Alta.

Por un lado tenemos la religión europea y por otro lado tenemos la religión mesoamericana. Lo primero que se debe hacer notar, es el sincretismo que se hizo en la práctica religiosa. Un elemento que nos permite constatar esta afirmación, es la musicalización que se hace para complementar la representación y que comúnmente se denomina “chirimía o caja”. Pero hay que delimitar aún más. La chirimía es un instrumento de viento que es familia de las flautas dulces. Fue introducida a la Nueva España en el siglo XVI y su fabricación continuó hasta el XX. El uso fue común en los cultos religiosos y era parte del grupo musical que era denominado por el mismo nombre de chirimía y estaba integrado por la chirimía y un tambor que era derivado del tambor mesoamericano llamado teponaztle. Pero la “chirimía” que se utiliza en la musicalización de la escenificación es muy diferente. Es realizada por medio de la flauta corta o piccolo y un tambor corto o tambor de guerra que fue introducido a la milicia a mediados del siglo XIX.

La característica más importante en la representación de la Pasión de Cristo es sin lugar a dudas el uso de imágenes religiosas que representan a Jesús de Nazareth en tres advocaciones diferentes: el Divino Maestro, el Divino Salvador y el Santo Entierro. Cada una de las imágenes ha estado a cargo de las “mayordomías” encargadas de su custodia. Esta característica ha sido la productora de un elemento que es crucial en la “identidad” de la tradición religiosa: el misticismo. Y es que “el salir en la representación daba temor a los participantes y más cuando se salía de Judas o de Samuel Beli-Beth”.15 La imagen religiosa ha infundido entre la comunidad católica, respeto, divinidad, sacralidad y sobre todo temor. Así como una imagen es capaz de hacer milagros a favor de un sujeto, también es capaz de hacer toda clase de castigos. De tal manera, que cuando una persona “le falta el respeto a la imagen, le falta a Dios y eso es un pecado muy grave”.16 El misticismo rodea esta práctica religiosa. 

Hay elementos que aun en esta época, la mayoría de los habitantes desconocen y que se mantienen vivos en la tradición oral que pasa de generación en generación siendo los ancianos la fuente viva de las historias que para un escéptico simplemente no significarían nada. Y un ejemplo vivo de esto es el uso de la caña que se le pone al “Divino Salvador”, que es de carrizo y que tiene simbólicamente una flor de “nopalillo” y es que cuando el carrizo floree, “-es porque Dios va a venir a juzgarnos, es cuando va a ser el final de los tiempos”.17 

La figura de los santos y de las imágenes ha sido el medio por el que el cristianismo católico ha logrado mantenerse con fuerza en sociedades que en un principio eran politeístas y que al entrar en las sociedades fueron fusionándose a la circunstancia. Es decir, como dicta el dicho… “si no puedes con el enemigo, únetele”. A pesar de las contradicciones que surgieron cuando el cristianismo primitivo comenzaba a formular su doctrina y con movimiento iconoclastas durante el Bizancio, logró mantener esta herramienta de culto y ritos religiosos. Desde los primeros usos de las imágenes y los santos comenzó a surgir un hecho que no podría desligarse de este medio: los milagros. Estos sucesos fueron desde los primeros tiempos un fortificante de la religión católica. Dice Antonio Rubial:

Los milagros y hechos prodigiosos se referían a aquellos actos que estaban por encima del orden de la naturaleza: la premonición, la clarividencia, el poder sobre los elementos y la curación de las enfermedades.18

La representación ha ido evolucionando conforme al tiempo. Cuando en 1899 Juan Lara y Reyes Taboada iniciaron la representación, contaba con tan solo 6 personajes y que para 1927 contaba ya con 15. Es importante señalar que pese a los difíciles años revolucionarios particularmente en 1913 con la usurpación de Victoriano Huerta y de la insurrección del movimiento zapatista en el sur del país, Milpa Alta al ser escenario de actividades militares, no interrumpió esta festividad. En otro momento difícil para el catolicismo como lo fue la Cristiada, tampoco Milpa Alta se vio afectada. Hay que recordar que en la Ciudad de México este movimiento social no tuvo mayor actividad que como la tuvo en el bajío.

Fue en 1931 cuando Alberto Fuentes Cruz y después de que muriera Taboada tomó a su mando la dirección de esta festividad. Alberto Fuentes era originario de Milpa Alta, del barrio de Santa Cruz y laboró durante más de 35 años en la SEP complementando sus actividades en el INBA, particularmente en Bellas Artes. Tuvo contacto con gente del teatro y la televisión como Ernesto Alonso y Enrique Alonso “Cachirulo”. Estos contactos los mantenía cuando iba a la ciudad de México a rentar el vestuario para la representación. Cuando se acercaba la festividad, -dice Antonio Bermejo-, íbamos a la Casa Tostado que estaba en Lazarillo de Tormes por la Lagunilla. También íbamos a Casa Bertha que estaba en avenida Chapultepec a un lado de Televisa y ahí muchas veces el señor Fuentes encontró a don Ernesto Alonso del que tenía una amistad muy buena y siempre le decía que se animara a irse a trabajar con el.

Las labores actorales que desempeñaba Alberto Fuentes, no solo implicaba lo relacionado a la Semana Santa. A lo largo del año estaba en constante actividad. Tan solo en mayo, “se montaban obras de teatro que eran presentadas en el mercado, en la explanada y en el atrio de la capilla de Santa Martha; en septiembre se presentaban Los pregones de México y para el día de muertos preparábamos don Juan Tenorio”.19 Conforme iban avanzando los años, la gente mantenía intereses para participar por lo que fue necesario elaborar un libreto que abarcara más participantes y por ende, más personajes. Fue entonces cuando en 1943 Alberto Fuentes elaboró un libreto basándose en obras literarias de lo que resultó el guión de El Mártir del Gólgota con un total de 65 personajes que incluía tanto personajes históricos, como surgidos del imaginario literario. Pero fue tan completo el libreto que requería de más tiempo del que se contaba, por lo que hubo necesidad de irlo acortando hasta llegar a la versión final que quedo en 1965, dos años antes de la muerte de su adaptador.

Después de esta etapa, y hasta la fecha, la dirección recayó en los que fueron los seguidores del señor Fuentes. Facundo Laguna, conocido como “Don Concho” continuó con la tarea de mantener viva la tradición. En los años setenta se fue alternando la dirección con otro de los discípulos aunque en menor medida, Arturo Gómez. Ya para la década de los 90, iban surgiendo gente nueva como Sergio Meza y para el nuevo milenio salían Cruz Abad y Mario Galicia.

Después de la muerte de Alberto Fuentes, la dirección continuó el mismo hilo conductor sin modificación alguna. La tradición se mantuvo en su estructura original de la década de los años 30 y 40. Los fundamentos líricos en los que se han basado no han permitido que la comunidad adopte una nueva conciencia de los nuevos tiempos, de las necesidades de la sociedad milpaltense.

IV
El camino que ha seguido el sujeto del nuevo milenio ha sido escabroso. La modernidad  llena de cambios sociales, político, económicos, industriales, ha influido en parte al pueblo estudiado. La religión también ha ido avanzando a la par con la modernidad y a la vez, junto con la religión caminan a la par las “tradiciones”. Este término, ha de permitir conocer manifestaciones culturales y religiosas que practican las sociedades y que son parte esencial para mantenerse vivas y no caer por el abismo de las “sociedades sin memoria” y que son muy comunes en la modernidad.20

Bajo este contexto, aplicamos la teoría de la memoria de un pueblo, de una sociedad por medio de las tradiciones. La representación de la Semana Santa adoptada como una tradición le ha permitido al milpaltense tener una memoria de su historia, de su cultura al menos desde finales del siglo XIX y todo el XX. Pero entonces… ¿sería válido hacer una ruptura en el proceso de esta práctica socio-religiosa? Por supuesto que sí. He mencionado en líneas precedentes que la modernidad trae consigo cambios no solo en cuanto a la estructura política, social y económica. La religión, particularmente la católica ha sido victima de este proceso de cambio. Este siglo XX ha visto surgir nuevas teorías teológicas en la interpretación de las escrituras y el establecimiento de nuevos dogmas. Los tiempos modernos nos permiten ver más que nunca, -ha excepción de la época medieval-, la influencia y el papel que ha jugado la iglesia frente al estado. Particularmente en América Latina en el pasado siglo inmediato, la iglesia mantuvo influencia frente a los estados liberales haciendo que surgiera una la Teología de la Liberación teniendo su origen en el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellin en 1968.21

En base a esto, es imprescindible desligar la modernidad de la sociedad con la modernidad de la religión, de la iglesia. Los elementos de una sociedad moderna en base al uso de la racionalidad, han hecho que también los elementos de la religiosidad vayan a la par de tal manera que ya no solo sea cuestionar ¿cómo?, sino  el ¿por qué?22

Esta práctica religiosa nos permite encontrar otra característica importante dentro de la sociología de la religión y que es el uso de la “religión popular” la cual, tiene la cualidad de tener más resistencia que la de la religión común. Esta religión popular se entiende como las peregrinaciones, los ritos de curación y el culto a los santos locales.23 Ésta es pues, la religión que se practica en Milpa Alta y que ha mostrado de manera indiscutible su resistencia al tiempo, ha crear la memoria del pueblo milpaltense.  

Particularmente en México, es clara la situación por la que atraviesa la iglesia católica en estos tiempos modernos. La práctica pastoral actualmente tiende a irse sobre dos vertientes. La primera con un carácter apologética-defensiva que parece abrevar la tradición de la Contrarreforma y por la otra, aunque de manera minoritaria, de orientación ecuménica, humanista y concientizadora inspirada en el Concilio Vaticano II.24 Por ello, considero que es necesario hacer una ruptura dentro del proceso de la festividad, pero a la vez darle una continuidad para que siga viva. La ruptura consistirá en este caso, en adoptar nuevos elementos que nos brinda la modernidad en relación a la interpretación del conocimiento en dos áreas fundamentales para la formación de las personas que participaran: el histórico y el actoral. Los trabajos historiográficos recientes de la cultura judía en el periodo antiguo, centrándose en el siglo I d. C., permitirán al participante conocer más de los judíos, de los romanos y de los griegos, siendo las tres culturas que se entrelazaban en los momentos en que Jesús vivió y sufrió su pasión. Es entender los elementos con los que muchas veces se tiene contacto y que no se sabe qué es y para qué es. Era común observar en las representaciones pasadas a los sacerdotes portando libros, cuando la imprenta tiene sus orígenes hasta el siglo XI y logra perfeccionarse en el siglo XV.

Por estas cuestiones, se ha considerado necesario comenzar a dar una formación elemental de los aspectos históricos para después continuar con los elementos de actuación. Con todo esto, la representación del próximo 2009 de la Pasión de Cristo y de la festividad de la Semana Santa presentará una ruptura, en el sentido de la manera en cómo se hacía, cómo se representaba y la manera de percibir el proceso que representa el libreto. Y es que en épocas muy recientes surgió el debate de la posición antisemita y la idea que creer que los judíos habían sido los autores intelectuales de la muerte de Jesús. Otros por su parte argumentan que fueron los romanos, puesto que ellos crucificaron al nazareno. Por mi parte, me inclino más a argumentar que fueron los judíos quienes lo mataron sobre todo ante la postura que tuvieron que adoptar los sacerdotes al ver amenazada su posición no solo religiosa sino política. También se le dará una continuidad, en el sentido de que se presentará una vez más como parte de la “memoria” cultural mediante el uso de las “tradiciones”.

Esto permite entender que es importante ir al compás del tiempo, de la modernidad y englobar al sujeto de la nueva sociedad con su práctica social, política, económica y religiosa. Es tiempo de que el milpaltense rompa esa barrera de vivir con su pasado. Él, solo debe servir para ver los errores cometidos y servir de ejemplo para no volver a caer en los mismos errores. Pero cuando un pueblo sigue repitiendo las mismas prácticas que hacía hace diez, veinte o treinta años, se resiste a vivir su presente, a adaptarse a su mundo real, al instante mismo en el que respira. Gracias a la “religión popular” que se practica en México y particularmente en Milpa Alta y a la práctica de las tradiciones, su memoria le permitirá seguir con lo que se comenzó a desarrollar desde fines del siglo XIX –como es el caso de la Semana Santa–. En este sentido… las manifestaciones recientes de “renovación religiosa” no contradicen todo lo que se ha dicho en el pasado (…) no se trata de un proceso de desaparición de la religión en una sociedad masivamente racionalizada, sino un proceso de recomposición de lo religioso, en el seno de un movimiento más vasto de redistribución de las creencias, en una sociedad cuya incertidumbre es –por el hecho de la primacía que confiere al cambio y a la innovación–  condición estructural.25

Al final mientras exista Dios y el hombre y mientras exista la fe y el misticismo, habrá ritos enmarcados en las tradiciones, en esas prácticas que hacen de un pueblo, una porción de cultura e historia, ese pueblo en donde se mezclan la religión y la vivencia pura de lo que significa vivir en carne propia los últimos días de vida del hombre “mas humilde” de la humanidad: Jesús de Nazareth, y volver a revivir eso… eso que es simplemente la Semana Santa en Milpa Alta.◄

Agosto, 2008.


1 Historiador egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente es estudiante del programa de Posgrado de Maestría y Doctorado en Historia en la misma institución.
2 Pongo el término “Villa” como mera tradición de llamar así a la cabecera delegacional, ya que en términos  de población, ya no se puede clasificar como Villa a esta demarcación en el sentido que sus habitantes ya rebasan los que se establecían en la ley orgánica del Distrito Federal cuando Milpa Alta era considerada como un sector de la población con límites poblaciones de “villa”.
3 Entrevista a la Sra. Blanca Cruz, julio 2008.
4 Rafael Muñoz Saldaña, “Secretos de Semana Santa” en Conozca Mas, Edición, Marzo, 2008.
5 Norbert Brox, Historia de la Iglesia primitiva, Trad, Claudio Gancho, Barcelona, Editorial Herder, 1986. pp. 223-234.
6 Rafael Muñoz Saldaña, Op. Cit…
7 Boletín del Archivo General de la Nación, T. XVIII, Num. 2. pp. 153-186
8 El clero se divide en dos grupos: el secular, que son los Diocesanos, los agremiados al poder la figura directa del Obispo de Roma (el Papa) y que vive dentro de la sociedad y el clero regular, que está integrado por las órdenes como los franciscanos, los jesuitas, los carmelitas, agustinos, etc.
9 Antonio Rubial, La Santidad Controvertida. Hagiografía y conciencia criolla alrededor de los venerables no canonizados de Nueva España, México, Fondo de Cultura Económica, 2001. pp. 57-58.
10 Uno de los estudios sobre el tema y que aborda de una manera objetiva está: Edmundo O’Gorman, Destierro de Sombras, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1996.
11 Entrevista al Sr. Antonio Bermejo, noviembre, 2007. Esta entrevista ha sido la principal fuente para el estudio de esta festividad, ya que el entrevistado vivió gran parte del proceso histórico. Actualmente cuenta con 106 años.
12 Pilar Gonzalbo Aizpuru, Introducción a la historia de la vida cotidiana, México, El Colegio de México, 2006. p. 78
13 Agnes Heller, Historia y vida cotidiana, Barcelona, Grijalvo, 1972. p. 21
14 Samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México, 37 reimp., Madrid, Espasa Calpe, 2001. pp. 91-96.
15 Entrevista… Antonio Bermejo. Op. Cit.
16 Ibid.
17 Ibid.
18 Antonio Rubial, La santidad controvertida… Op. Cit. p. 39
19 Entrevista con el Sr. Cutberto Fuentes, enero 2008.
20 Para entender en forma más completa este término véase: Eric Hobsbawn y Terence Ranger, The Invention of Tradition,Cambridge, Cambridge University Press, 1983.
21 Elio Masferrer Kant, ¿Es del Cesar o es de Dios?, México, Plaza y Valdés, 2004. Pp. 225-226
22 Peter Berger, The sacred Canopy. Elements of a Sociological Theory of Religion, New York, Doubleday, 1967.
23 François Isambert, Le sens du sacré. Fête et religion populaire, París Minuit, 1982.
24 Gilberto Jiménez, “La Iglesia católica y las sectas en reciprocidad de perspectivas”, en Gilberto Jiménez at alReligión y sociedad en el sureste de México, México, CIESAS del Sureste, 1989. pp. 16 y ss.
25 Danièle Hervieu Léger, “Nuevas formas de religiosidad”, en Gilberto Jiménez, Identidades religiosas y sociales en México,México, Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM, 1996. p. 33