Por: Raymundo Flores Melo.
En 1938,
es filmada, con algunas locaciones en San Antonio Tecómitl, pueblo de la
delegación Milpa Alta, la película Los
millones de Chaflán. Fue estrenada en el mes de julio del mismo año y contó
con las actuaciones de Carlos López “Chaflán”, Joaquín Pardavé y Emma Roldán,
entre otros.
Narra
la historia de un ranchero, cuyas tierras son disputadas por dos compañías
petroleras norteamericanas. A instancia de su obsequioso e interesado compadre
y por presión de su esposa, accede a vender la propiedad por dos millones de
pesos, más tres centavos oro por barril extraído.
Su
nueva riqueza produce el asedio de varias personas para hacer negocios a su costa
y sacar el máximo beneficio, situación que llevará a Chaflán casi a la ruina.
Una
de las primeras decisiones de don Prisciliano Ordóñez, es destinar cien mil
pesos para la construcción de una escuela para el pueblo, acción que, a la
postre, hace que haya válido la pena correr todos los sinsabores de ser nuevo
rico.
El
interés regional por la cinta, radica en que en ella aparece la entrada y parte
de los arcos invertidos de la barda perimetral del templo de San Antonio de
Padua, así como el gran y viejo fresno con su jardinera, que está – si vemos de
frente el exconvento – de lado derecho, casi sobre la calle 5 de Mayo, aquella que se
dirige al poblado vecino de San Nicolás Tetelco.
Hay
otros edificios reconocibles, como la casona que se encuentra en la esquina de
las avenidas Hidalgo y 5 de Mayo. Sin embargo, es importante mencionar que “Los
habitantes de aquellos tiempos veían con verdadero asombro y curiosidad todo un
equipo cinematográfico que se movía frente a la desaparecida Escuela Primaria “República
de Venezuela”, [que] es ahí donde se le adaptó una supuesta peluquería llamado
“El Rizo de Oro”[1].
Pero
sobre todo, están las inmejorables vistas
del inmueble que ocuparía una de las primeras escuelas secundarias en el sur de
la ciudad de México.
En
la película, la escuela es construida y, para ejemplificarla, son usadas las
nueva instalaciones de lo que iba a ser un centro educativo agropecuario[2], que
fue inaugurado el 3 de marzo de 1938, quince días antes de que el presidente de
la república, general Lázaro Cárdenas del Río, expropiara la industria
petrolera en nuestro país[3].
De
tal manera que podemos ver algunas calles principales del pueblo como son la avenida
Morelos y Las Palmas - con sus camellones sembrados con pequeñas palmeras -
cuando pasa el carro y remolque que lleva a la comitiva que acompaña a don Prisciliano
rumbo a la apertura de la escuela.
Distinguimos
bardas y casas de piedra, algunas de ellas techadas con tejamaniles sostenidos
por rocas de tamaño medio. En la
lejanía apenas se alcanza a divisar una parte de la ladera oriental del viejo
volcán Teuhtli.
La
característica fachada y jardinera oval de la hoy secundaria número nueve se
aprecian en todo su esplendor. Sus edificios de piedra, ventanas en arco de
ladrillo, así como las techumbres de
teja y la entrada en forma de arco que sirve de fondo para la parte final del
filme.
Al
ver el edificio de la secundaria, no podemos dejar de pensar en todo el trabajo
invertido por los pobladores de la región, en especial de los habitantes de
Técomitl, en la labor del profesor Quintil Villanueva Ramos y en la influencia
que tuvo este centro escolar desde 1940[4] en
las siguientes generaciones de milpaltenses.
Marzo de 2017.
[1]
GARCÉS JIMÉNEZ , Manuel. Construir
escuelas, es hacer patria. Ochenta años de labor educactiva. Texto de
próxima aparición.
[2]
GARCÉS JIMÉNEZ, Manuel (coord.). Crónica
de Milpa Alta y pueblos circunvecinos. Antología. México, SEDEREC, 2016,
pp. 131-132
[3] Ibíd., pp. 140-141
[4] Año
en que se convierte en la escuela secundaria número nueve.