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domingo, 1 de abril de 2012

GEOGRÁFICA DESCRIPCIÓN DE LA MILPA ALTA.


Por: Raymundo Flores Melo

Cuando observas la tierra en donde has pasado la mayor parte de tu vida, y la recorres rumbo a tus actividades cotidianas, yendo por carretera o caminando y además conoces parte de la historia de tu comunidad, no puedes dejar de pensar en lo que algunos habitantes del pueblo retienen en la memoria a manera de anécdota o por ser observadores de su entorno inmediato y que es confirmado, en parte, por la narración que se hace en los títulos de composición de la propiedad comunal de Milpa Alta y algunas crónicas de la época virreinal, escritos, los primeros quizá por influencia de los naturales, y los segundos, por los religiosos franciscanos que evangelizaron esta parte sureste del Distrito Federal.

El hecho de como el enviado de la corona española, “cacique” y “principal” de México, encargado de “darles tierras a los de Milpa Texcalpanica”1, en el año de 1557, a quién los naturales de La Milpa dieron el nombre de Quahepiltzintli o Quahupeltzontli2 - por su eminente calvicie, dicen unos, otros porque su cabeza brillaba por el casco que portaba -, parado en lo alto de uno de los numerosos cerros de la región, bautizó como Milpa Alta a este lugar lleno de sementeras de maíz por estar varios metros más alto que la ciudad de México.

O en aquellas dulces palabras que dijeran el visitador franciscano Alonso Ponce y su secretario Antonio de Ciudad Real, en 1586, cuando se dirigían, de Xochimilco a Milpa Alta, muy probablemente a lomos de mula: ”andada una legua pasó por un pueblo llamado San Pedro, puesto en un valle cuasi cercado de cerros. Después anduvo otra legua de camino muy sabroso y llegó, al salir del sol, al pueblo y convento de la Milpa, donde aunque era de mañana se le hizo muy buen recebimiento3, y aún agregan a lo agradable del camino que el pueblo de Milpa Alta, “está fundado en una ladera de una sierra4. Después de andar los parajes de “La Milpa”, su última escala en la región es San Antonio Tecómitl del que mencionan que: “Está fundado aquel pueblo cerca de la laguna de Xuchimilco o Chalco, en unos arenales, apartado un poco del camino real que va de Ayotzingo a México5.

Ni mucho menos se deja de lado, bajando de Atocpan a Villa Milpa Alta – aunque a muchos no guste el nombre que se le da a la cabecera delegacional en la actualidad -, la información que brinda Agustín de Vetancurt en 1698: “Dos leguas de Xochimilco en un repecho, cuya vista se dilata por toda la laguna, esta un Convento con celdas acomodadas, una portería muy capaz, y bien labrada, una huerta de olivos; la Iglesia es a la Asunción de Nuestra Señora dedicada6. Agregando además, con respecto de un cono volcánico, que para muchos milpaltenses ha pasado a ser un símbolo representativo de la región: “media legua de allí esta el monte llamado Teuhtli, una mina de azufre, de donde se saca con abundancia7. Datos que, palabras más o palabras menos, repite en 1882 Manuel Rivera Cambas8.

El milpaltense actual se puede imaginar el grandioso paisaje: una fértil ladera sembrada de maíz que en sus partes más abruptas cuenta con el sistema de terrazas, que baja convirtiéndose en ligeras pendientes hasta los límites de la laguna por un lado, y por el otro, la presencia de un volcán que por su cercanía se mira imponente. Esa es La Milpa rodeada de cerros, excepto por uno de sus lados que es el camino que lleva a San Antonio Tecómitl y a lo que antaño eran los pueblos ribereños como San Juan Ixtayopan y Santiago Tulyehualco.

El Teutli o Tehuctzin es uno de los linderos de la propiedad comunal de Milpa Alta e inclusive se le señala como el inicio y fin del recorrido de mojoneras que los antiguos milpaltenses hacían para dar testimonio de su posesión territorial, es decir, era donde iniciaba y terminaba los recorridos por el perímetro de lo que hoy día es Milpa Alta, así mismo es límite entre tres de las actuales delegaciones del Distrito Federal, a saber Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.

No cabe duda, en los siglos  XVI, XVII, XVIII y XIX, nuestra región, las antigua Milpas Altas, ha contado con hermosos paisajes que sirven – en letra impresa - a los actuales moradores de la región para soñar con ese pasado en donde el hombre no había transformado de manera traumática su medio ambiente. Un pasado con bosques de oyamel, ocote, encino y pino, de zonas arboladas cercanas a las casas, vegetación exuberante, cañadas, cuevas, ojos de agua, tierras labrantías sembradas de maíz, frijol, calabaza y haba. Además de las filas de magueyes esperando al tlachiquero para ser trabajadas y los arboles de capulín brindando sus frutos a los caminantes.

La mancha urbana crece y esas laderas y sabrosos caminos, día a día, se llenan de caminos de penetración, luego de casas, carreteras, servicios públicos, basura, contaminación, de gente extraña que no tiene amor al lugar donde vive por que ha perdido parte de su identidad cuando partió de la tierra que vio nacer a sus padres, abuelos, bisabuelos, etcétera.
JULIO DE 2004.


1 A.G.N, Tierras, Vol. 3032, Exp. 3. (Paleografía de las fojas 207 a 218 vta. Realizadas en 60 hojas mecanografiadas) p. 35
2 Ibid., p. 35
3 CIUDAD REAL, Antonio de. Tratado Curioso y Docto de las Grandezas de la Nueva España. México, UNAM, 1976, vol. I, p. 142
4 Ibid, p. 142
5 Ibid. p. 142
6 VETANCURT, AGUSTÍN DE. Teatro Mexicano. Crónica de la Provincia del Santo Evangelio de México. Menologio Franciscano. México, Porrúa, 1992, (Ed. Facsimilar), p. 75
7 Ibid. p. 89
8 RIVERA CAMBAS, Manuel. México Pintoresco, Artístico y Monumental. México, Imprenta de la Reforma, 1882, Tomo II, pp.483 y 484