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lunes, 2 de abril de 2012

EL EXCONVENTO DE LA ASUNCIÓN MILPA ALTA.



Por: Raymundo Flores Melo*

Construcción sobria y almenada, fortaleza que guarda en sus muros el trabajo y parte de la historia de los pueblos indios de La Milpa. Templo del siglo XVI, planeado por los frailes de San Francisco de Asís en un estilo arquitectónico austero pero imponente, con un atrio amplio, que en tiempo pasado sirvió de panteón – el de San Damián -, y una cruz atrial casi frente a lo que fuera una capilla abierta.

Orientado a la manera de las bases piramidales de la época prehispánica, el edificio ocupa el paraje denominado “chicomoztoc”, y es resguardado por una barda perimetral de roca. En sus terrenos encontramos el origen de varios relatos que se nos pueden antojar fantásticos y algunas obras artísticas invaluables de la época virreinal mexicana.

Por varias generaciones ha recibido la denominación de “la iglesia grande” y  ha sido representada en papeles importantes para los pueblos congregados en su entorno. Documentos como los mapas de la propiedad comunal, donde aparece en la parte central ocupando una área que comprendía la manzana actual y lo que ahora son el Colegio de Bachilleres y el Edificio Morelos; y una pictografía en la que se hace referencia a la distribución – para el resguardo – de las tierras de los naturales de Milpa Alta.

Su edificación inicia después de la fundación de la primera ermita (Santa Marta Zolco). Su existencia y etapas constructivas son mencionadas en crónicas del siglo XVI y XVII como el Códice franciscanoEl Tratado Curioso y Docto de las Grandezas de la Nueva España, escrito por Antonio de Ciudad Real cuando el Comisario General franciscano, Alonso Ponce, hizo una visita a los conventos de su orden; así como en la Crónica de la Provincia del Santo Evangelio de México de fray Agustín de Vetancurt.

Gracias al primero de estos documentos sabemos que el convento ya estaba en funcionamiento en 1569, que lo habitaban el padre guardián y un sacerdote que estaba aprendiendo la lengua y que tenía nueve iglesias pequeñas de visita1. Con la segunda crónica nos enteramos que alrededor de  1586,  “El convento tenía hecho un buen cuarto de cal y canto, nuevo y recio, todo lo demás era viejo que se iba cayendo”2, que tenía una huerta y que en él vivían dos frailes. En la tercera, escrita poco más de cien años después, en 1698, la construcción es diferente pues ya es “un Convento con celdas acomodadas, una portería muy capaz, y bien labrada, una huerta de olivos3 y agrega más adelante “es de bobedas con todo primor fabricadas, la torre es excelente”4 y que en ella vivían seis religiosos con su ministro colado.

La Asunción ocupa un espacio primordial en el desarrollo de los pueblos de la Milpa. Muy cerca de ella, en la plaza del pueblo, “había una fontecita que echaba un caño da agua muy delgado de que se proveían, y no todos, por no haber para tantos”5. Esta cañería bajaba desde el Tulmiac, en cuyas faldas, dicen los documentos comunales, se apareció la virgen quien hizo manar el agua y ordenó la construcción de su templo.

En el exconvento de la Asunción, por lo menos, existen dos aljibes para almacenamiento de agua; uno bajo la fuente del claustro y otro más a las espaldas del templo. En el edificio también destacan, en la parte norte, el botarel que trata de compensar el desnivel del terreno y un sistema solar grabado en lo alto de una de sus paredes. Así mismo, en su interior, mucho tiempo antes de que salieran a las calles en forma de procesión, se celebraban las diferentes estaciones de la Semana Santa. En la época revolucionaria fue escenario de las luchas entre zapatistas y carrancista, cuyo saldo funesto fue el incendio del curato y la perdida de la biblioteca y archivo.

La mayoría del arte sacro, tanto en escultura como pintura, son del siglo XVIII, pero sin lugar a dudas destacan dos de ellas: el bajo relieve denominado La Asunción y coronación de la virgen (siglo XVI) y un exvoto de grandes dimensiones (siglo XVIII) que cuenta lo ocurrido en un naufragio y la intercesión de San José en el suceso.

El próximo 15 de agosto no sólo debemos acudir a  celebrar la fiesta patronal de la virgen de la Asunción, sino a reconocer e identificarnos con todo lo que representa el inmueble para Milpa Alta y su gente.

*Integrante del Consejo de la Crónica de Milpa Alta, D.F.


1. Códice Franciscano. Siglo XVI. Informe de la Provincia del Santo Evangelio al visitador Lic. Juan de Ovando (vol. II). México, Imprenta de Francisco Díaz de León, 1889, pp. 10-11
2. CIUDAD REAL, Antonio de. Tratado Curioso y Docto de las Grandezas de la Nueva España. ( vol 1).México, UNAM, 1976, p. 142
3. VETANCURT, AGUSTÍN DE. Crónica de la Provincia del Santo Evangelio de México. México, Porrúa, 1992, (Ed. Facsimilar), p. 75
4. Ibíd., p. 75
5. CIUDAD REAL, Antonio de. op cit. P. 142