Por: Raymundo Flores Melo*.
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Así como nuestras abuelas o
bisabuelas, cuando niñas o jóvenes, viajaban al centro de la ciudad de México
para vender sus productos consistentes en pulque, papa, madera, calabaza,
chícharo, flor de calabaza, elotes, piecitos de malvón o geranio, zacate,
carbón, haba, huitlacoche, hongos, conejos y algunos textiles[1],
los habitantes de Milpa Alta y sus pueblos lo continúan haciendo, ya con otros
productos, ya para realizar otras actividades. Pero el ir y venir al centro de
la gran urbe sigue y, tal parece que, en vez de disminuir, aumenta y se expande.
Hasta hace poco más de noventa
años, los milpaltenses tenían que bajar a San Juan Ixtayopan o Santiago
Tulyehualco para embarcarse y llevar a vender sus mercancías a la ciudad, primero
tomado parte los canales de Xochimilco hasta Canal Nacional para luego tomar el de La Viga que los conduciría
hasta Jamaica, para pasar luego a La Merced. Trayecto que cambiaría conforme
la urbanización y la llegada de las primeras carreteras a los pueblos del sureste
del Distrito Federal.
La señora Teresa Chavarría Flores, oriunda
de San Antonio Tecómitl, que recuerda que “llegaba
con su familia al embarcadero de Ixtayopan para navegar en la enorme canoa que
se deslizaba suavemente por las tranquilas aguas provenientes de Amecameca,
continuando por las orillas de la ciudad de aquellos años también conocido como
‘Canal de la Viga’ y desembocando las aguas hasta Santa Anita, por donde ahora
se encuentra el Metro”[2].
Después los milpalteses tuvieron
la facilidad de trasportar sus productos en camiones de pasajeros que salían
del centro del pueblo rumbo a La Aguilita
en el viejo barrio de la Merced, tomando la ruta de Xochimilco para llegar a la
calzada de Tlalpan y recorrerla hasta lo que ahora es el metro San Antonio
Abad.
Cuenta Rudolf van Zantwijk que en
abril de 1957 se dirigió a Xochimilco para introducirse y llegar a Milpa Alta
“en un autobús defectuoso de línea regular que pasaba con una rapidez
impresionante por los pueblos del valle de Tláhuac para entrar en la montaña
cerca de Iztayopan y con eso en el territorio de Milpa Alta”[3].
El tepozmohuilana (objeto de metal que se arrastra) entraba al centro del poblado.
En esa época “Las líneas de autobús
tienen su punto terminal donde se juntan los cuatro caminos bien asfaltados que
dan comunicación a los pueblos más importantes de la Delegación. Esta
encrucijada es el centro de la cabecera, que está compuesto de una plaza enorme
medio cubierta, donde diariamente hay mercado: el tianquiztli”[4].
En los sesentas del siglo XX, el trajinar cambió de ruta hacia la avenida
Tláhuac que comunicaba a la cabecera delegacional – pasando por Tecómitl,
Ixtayopan, Tulyehualco, Tláhuac, Tlaltenco, Zapotitlán, Tezonco, Culhuacan -
con la avenida Ermita-Iztapalapa, hasta llegar a San Pablo “Centro” tomando por
La Viga. Camino muy socorrido por
comerciantes, trabajadores, profesionistas y estudiantes. La ruta primero fue
cubierta con camiones, posteriormente, en los setentas, por los llamados peseros.
En Milpa Alta no había bancos y a los trabajadores que les pagaban por medio de
cheques tenían que viajar al centro de la capital para cambiarlo por efectivo. En
la actualidad la vía sigue siendo transitada por los concesionarios de la ruta
21.
Con la apertura, a mediados de
los setenta, de la carretera México-Oaxtepec, los milpaltenses tuvieron un
camino más corto para llegar al centro del país. La carretera federal acortó
distancias y tiempos, pese a que no se llevó tal y como se tenía contemplada
por la oposición de algunos pueblos xochimilcas. Gracias a ella se pudo llegar
al Metro Taxqueña en poco menos de 45 minutos, pasando por Atlapulco, Caltongo,
el centro de Xochimilco, avenida prolongación División del Norte – en ese
entonces franqueada por tierra de labor dedicada a la producción de maíz - y avenida
Canal de Miramontes que todavía contaba con amplios terrenos baldíos, hasta entroncar
con avenida Taxqueña donde se abordaba la Línea dos del Metro con dirección Tacubaya[5],
pasando por el Zócalo.
El servicio de ida y vuelta era
ofrecido por una empresa, la que tenía dos rutas: una que pasaba por San Pedro
Atocpan y otra que corría por Santiago Tulyehualco. Los camiones eran de la
marca SOMEX y su parada se encontraba frente a la salida del metro Taxqueña, en
el Paradero Norte. Posteriormente
fueron sustituidos por los peseros de la ruta 81 – cuya base se localizaba en
el Paradero Sur, casi frente a la Terminal de Autobuses del Sur -, primero
con automóviles para seis pasajeros, luego combis. La casi recién creada Ruta
100 ocupó, en 1980, el lugar dejado por los camiones SOMEX cuando estos dejaron
de dar el servicio.
Conforme se incrementaba la
densidad poblacional de la delegación Milpa Alta, a fines de los ochenta y
principios de los noventa, hicieron su aparición los microbuses, que a su vez, al
terminar el siglo XX, le dejaron paso a los autobuses de pasajeros. Conforme la
población crecía los problemas en esta ruta se incrementaron, así como los
tiempos de traslado.
Después de la extinción de la
Ruta 100 en el año de 1995, el gobierno del Distrito Federal puso en marcha en
marzo de 2000 el servicio de RTP, que después de un irregular periodo de
servicio, pudo brindar corridas, cada hora, rumbo al metro Taxqueña, tanto en
dirección San Gregorio como Tulyehualco.
Con la apertura de la línea 12
(Dorada), en 2012, se vuelven acortar distancias y tiempos para los habitantes
de la zona sur del Distrito Federal, sin embargo, la falta de infraestructura
carretera a dificultado el trayecto,
pues el constante embotellamiento en el Acueducto y centro de Tulyehualco hace
que se pierdan varios minutos hasta poder llegar a la avenida Tláhuac y de ahí
a la estación del mismo nombre que llega hasta el metro Mixcoac.
Los caminos son variados, son
muchos los destinos y los milpalteses nos seguimos transportando a las
diferentes delegaciones y colonias del Distrito Federal y algunos municipios
conurbados con el fin de ganarnos, hoy como ayer, el pan de cada día y sacar adelante la
familia.
Abril de 2014.
*Miembro del Consejo de la Crónica de Milpa
Alta
y vecino del barrio de la Concepción.
teuhtli.blogspot.com
[1]
Parte de la información fue proporcionada por Raymundo Flores Aguilar
(04/04/2014). Rudolf van Zantwijk en su libro Los indígenas de Milpa Alta, heredero de los Aztecas (pág., 30),
menciona que la exportación de la delegación constaba principalmente de pulque,
nopales, puercos y madera. La permanencia de este investigador en la región fue
de abril a septiembre de 1957.
[2]
GARCÉS JIMÉNEZ, Manuel. El zapatismo en Milpa Alta. Del
Chichinautzin al Zócalo. México, 2013, Quinto Sol, pp. 15 y 16
[3] ZANTWIJK,
Rudolf van. Los indígenas de Milpa Alta, heredero de los Aztecas.
Amsterdam, Instituto Real de los Trópicos, 1960, 100 pp.
[4] Ibíd.
p. 24
[5] A
esta línea posteriormente le serían añadidas en 1984 dos estaciones más: Panteones y Cuatro Caminos.