Por: Raymundo Flores Melo.
Hace poco, dando continuidad a un
proyecto escolar de fomento a la lectura, fue localizado un pequeño libro con
una narración relativa al Teuhtli, cono volcánico enclavado en el sur de la
ciudad de México, donde el conejo es uno de los personajes centrales de la
historia.
Si bien el papel del Teuhtli, en
cuanto a deidad protectora que recibe peticiones de lluvia y contra granizadas
que dañan la cosecha, ya ha sido tratado, teniendo como sustento los cuentos de
doña Luz Jiménez y la tradición oral salida de los labios de don Joaquín
Bermejo[1], este
texto viene a ratificar la importancia simbólica de dicha elevación para los
antiguos habitantes de lo que hoy es Milpa Alta.
Después de leer el texto dio inicio
el rastreo para saber la fuente original de la que se había valido su
compilador. El resultado fue el nombre de una mujer: Isabel Ramírez Castañeda
Álvarez (1881-1943), oriunda de Milpa Alta, quién antes de 1912 hizo trabajo
antropológico en la zona como ayudante del norteamericano Franz Boas.
Isabel Ramírez Castañeda fue
profesora normalista, nahua-hablante y la primera mujer arqueóloga en México.
Colectó varios cuentos de la región, los cuales fueron reunidos por Boas para
dar origen al artículo Ten folktales in modern náhuatl que
realizó junto con Herman Karl Haeberlin.
Los cuentos atribuidos a esta mujer milpaltense
son: Tehuehuentzin ihuan tochtl (The old man of Teutli and the rabbit);
Tepemaxtla ihuan coyotl (The fox and the coyote); Techalotl ihuan tuza (The
squirrel and the prairie dog)[2].
La trama de El viejo del Teuhtli y el conejo
es la siguiente:
Ha pasado la época de lluvia, ya se
ha recogido la cosecha, todo el campo está seco, sin alimento necesario para
dar sustento a un joven conejo huérfano, quien va de paraje en paraje buscando
comida hasta que, sediento y cansado, se encuentra con el viejo del Teuhtli, a
quién reconoce y llama “Mi Padre, mi Señor”.
El “conejito”, después de
arrodillarse y besar el suelo, le pregunta dónde va y el por qué no está en el
lugar de siempre. A lo que el señor responde que el frío es muy fuerte, que
tiene que calentarse y que además ya está muy cansado.
El conejo intuye lo que sucede
con el viejo señor, y decide sacrificarse para que la deidad no se vaya, a lo
que el viejo dios se niega pero el animal le argumenta que sin él la vida no
sería posible en ese lugar. Convencido y en retribución a la noble acción, el
señor accede a volver a su sitio después de beber el líquido guardado en un
maguey.
Al final del cuento el viejo del
Teuhtli manda al conejito a la cueva de Mexcalco, donde le dice encontrará
alimento y agua necesaria para su sustento. Le dice: “Entra y verás los frutos como en primavera. Lo que quieras comer”.
Iniciemos un breve análisis de
texto:
Simbólicamente el interior de las
montañas y cerros representaba el vientre materno y, por ende, la fertilidad. La
ida del viejo del Teuhtli implicaba la
falta de lluvia, de buenas cosechas, es decir, de alimento en la región, por
eso el conejito no duda en decirle: “Toma tu cuchillo de obsidiana, córtame con
él y bebe mi sangre. De ese modo te volverás fuerte y podrás desplazarte a
donde desees”[3].
La presencia fertilizadora del
cerro-volcán viene a reafirmarse por la presencia de otro ser relacionado a la fertilidad,
a la abundante reproducción: el conejo (tochtli). Figura que “simboliza el pulque, la embriaguez divina,
la luna y la fecundidad”[4], además de estar relacionado “con el sur y con
la naturaleza fría de las cosas”[5].
De manera aparente el sacrificio
no se realiza, sin embargo, debemos recordar que el conejo esta relacionado con
la creación del pulque, que Ome Tochtli (dos conejo) es la deidad de esta bebida embriagante y que el viejo bebe agua
guardada en el maguey (agua miel) pues las lluvias no están presentes en esa
época del año. ¿Se trata de un autosacrificio del viejo señor del
Teuhti-conejo? ¿Del morir para renacer con toda las potencialidades del ser
nuevo?
Así mismo, la aparición del
Teuhtli como un señor viejo se circunscribe a la tradición de presentar a los
cerros y/o volcanes como personas para interactuar con los hombres. De esa
manera varias deidades van transitando por los pueblos como ancianos, ancianas
o borrachitos vestidos de manera humilde y hasta descalzos, sin pedir nada a
nadie, y ocasionalmente ofreciendo dones que, de ser aceptados, traerían
beneficios al pueblo. “Los volcanes nunca reciben alimentos ‘aquí bajo’, es
decir, no aceptan un gesto de generosidad profana. De modo que aquel que quiera
obsequiarles un don tendrá que hacerlo ritualmente…”[6]
En relación con la cueva de
Mexcalco, que también es mojonera de la propiedad comunal milpaltense, podemos
decir lo siguiente:
El nombre del lugar nos brinda
una explicación del suceso narrado, nos proporciona una idea del porqué el
Viejo del Teuhtli manda al conejito a
ese lugar. Mexcalco tiene dos posibles traducciones, una relacionado con
la humedad y otro con la presencia de magueyes.
La primera de ellas vendría de
las palabras nahuas: mixtli (nube), cal - li (casa) y co (lugar), es decir el lugar de la casa de nubes, sin
embargo, como lo apunta Sergio Sevilla[7], “la raíz -cal- no siempre debe traducirse
como casa, pues existen otros
contextos en donde está presente esta raíz y nada tiene que ver con casa”,
sino más bien da idea de un contenedor, de un recipiente.
La segunda posible traducción
sería la proveniente de la palabra mexcal - li (agave, maguey de donde se
extrae el agua miel para fermentar) y co (lugar), cuya traducción sería: “en el lugar de los mexcales o lugar de los
magueyes”.
Observando el lugar y con la
información proporcionada por algunos vecinos de Milpa Alta[8], la
traducción que mejor refleja la realidad geográfica del lugar es la primera.
Aún el día de hoy, la humedad del lugar se hace patente para cualquier persona
que visite el sitio.
Diciembre de 2012.
[1] Véase el
texto: FLORES MELO, Raymundo. Nuestros dioses del agua: el Teuhtli y el
Tulmiac. En http://teuhtli.blogspot.mx/2012/04/nuestros-dioses-del-agua-el-teuhtli-y.html
.
[2] FARFÁN
CAUDILLO, Miguel Ángel. Milpa Alta: aproximación bibliográfica.
En Boletín de Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Vol. 13, No 1-2:
Primer y segundo semestre, México, UNAM-IIB, 2008, pp. 223-224
[3]
FERNÁNDEZ, Francisco (selec.) Mitos y Leyendas de los Aztecas.
México, EMU, 2006, p. 50
[4] MARTÍ,
Samuel. “Simbolismo de los colores,
deidades, números y rumbos”. En revista de Estudios de Cultura Náhuatl. México, UNAM, 1960, p.96
[5] LÓPEZ
AUSTIN, Alfredo. El conejo en la cara de la Luna. Ensayos sobre mitología de la
tradición mesoamericana. México, ERA-INAH-CONACULTA, 2012, p. 24
[6]
GLOCKNER, Julio. Los Volcanes Sagrados. Mitos y rituales en el Popocatépetl y la
Iztaccíhuatl. México, Punto de
Lectura, 2012, pp. 34-35
[7]
Agradezco a Sergio Sevilla Peña, originario de Santa Ana Tlacotenco la ayuda
prestada para la traducción del nombre de esta cueva, así como la abundante y
documentada explicación al respecto.
[8]
Véase FLORES MELO, Raymundo. Tres lindero: Mexcalco, Teuhtli y Yeteco en el
blog Teuhtli: Un lugar en la Milpa Alta
( http://teuhtli.blogspot.mx/2012/07/tres-linderos-mexcalco-teuhtli-y-yeteco.html
)