Por: Raymundo
Flores Melo*
Mexcalcoitzcoatl[1]
es uno de los linderos de la propiedad comunal de Milpa Alta, para ser más
exactos es el paraje previo al volcán Teuhtli, en él encontramos una cueva que
en la actualidad puede ser recorrida en su primera parte sin mucho esfuerzo ni
implementos sofisticados, baste una potente linterna y tener cuidado con el
irregular camino cubierto de rocas. Después de unos trescientos metros el
acceso se estrecha y da paso a por lo menos tres conductos que solo pueden ser
recorridos a rastras[2].
La fauna presente son pequeños murciélagos y algunas arañas.
Debido a las características señaladas, la cueva de
Mexcalco es visitada de manera cotidiana por muchas personas, hecho que se ha
traducido en la gran cantidad de basura y los numerosos graffitis que presentan
sus paredes. Grupos de amigos, familias y parejas acuden todos los días con el
fin de conocer, divertirse y hacer un poco de ejercicio.
Según dicen algunos milpaltenses estas cuevas son
tan largas que llegan hasta el Iztaccihuatl, el Tepozteco y, uno de sus ramales,
a los pies de la virgen en la Parroquia de la Asunción.
Pero esta creencia no es nueva, pues si volvemos la
mirada al pasado, al año de 1874, haciendo relación de lo leído de la pluma de don
Antonio García Cubas[3]
sobre el Teuhtli y sus cuevas, de la manera en que transcribe, sin querer
comprometerse a darla por buena, una información hallada en un viejo
cuadernillo -atribuido a Francisco Ramírez Castañeda- en el que se menciona una
poco probable comunicación entre las grutas de Cacahuamilpa y la caverna de
Mexcalco, encontramos una descripción, en apariencia, vivida y detallada del
accidente geográfico que es la siguiente:
“La entrada
de la cueva es estrecha al principio, y a las tres o cuatro leguas de camino
subterráneo, va extendiéndose progresivamente y presentando a la vista todas
las creaciones de una bella gruta, con cristalizaciones, estalactitas y
estalagmitas formadas por el tiempo. De trecho en trecho se presentan diversas
cuevas o senderos más o menos prolongados; pero hay una vía regularmente
cómoda, por donde puede practicarse una exploración, la que se comunica con la
gruta de Cacahuamilpa, a más de veinticinco leguas de distancia”[4].
Agregando más adelante que:
“Pocas
personas se han atrevido a penetrar bastante en la cueva, y sólo una vez que se
introdujo por allí una manada de carneros, varias personas penetraron en ella
con objeto de sacarlos de allí; lo que no consiguieron, pues las ovejas se
internaron mucho en ella, y los que iban en su seguimiento, después de dos días
de camino, se volvieron, ya sea por temor o por falta de alimento y de luces”.
No sin antes decirnos que varias familias, “la mayor parte acomodadas, ocultaron sus
tesoros en Mexcalco, cueva que se halla junto al Teutli, y cuya caverna es una
de las más raras curiosidades de la naturaleza”.
Narraciones como la recogida por don Antonio García
Cubas aún pueden oírse de los labios de algunos milpaltenses. Todavía en la
década de los cuarenta los jóvenes que acudían a esta cueva y se atrevían a
penetrar en ella, pudieron darse cuenta del goteo presente y de la humedad
interior por el lodo en sus zapatos y ropa a la hora de salir a la luz del sol[5].
De esta manera regresamos de nueva cuenta a la zona
cercana al Teuhtli, a sus caminos, a hablar de aquellas personas que hace más
de cincuenta años, una buena parte de los milpaltenses, consideraban “locas”
por ir a vivir tan lejos del centro del pueblo, por habitar entre milpas y
magueyes. A revivir el paisaje de antaño donde había abundancia de palo dulce, árboles
de diverso tipo y de canarios silvestres, donde todavía se le daba importancia
al trabajo campesino en la milpa y la producción del pulque.
El señor Raúl Valverde nos recuerda los tiempos que
se fueron, del trabajo que le costó, junto a otros vecinos, la construcción de
uno de los primeros caminos que permitirían sacar la producción – todavía
incipiente - de nopal, de aquel que hace
que se prolongue al norte la Avenida Tlaxcala. Hombre de noventa y cuatro años[6],
con amplia experiencia en la apicultura y en el trabajo por el beneficio de su
comunidad empieza a contar sobre la zona donde le gusta pasar su vida: el
Teuhtli.
Para él, el volcán, es el Teuctzin, el señor; el
que cuida a los milpaltenses, es el sitio donde de chamaco con sus amigos jugaba
a deslizarse con una penca de maguey sobre el arenal. A pregunta expresa, da
cuenta de una leyenda sobre el cerro y dice, con cierto dejo de malicia, que el
Teuhtli era uno de los galanes de Iztaccihuatl e iba a visitarla por el túnel
cuando el Popocatepetl dormía y se pasaba platicando toda la noche con ella. Que
el camino que usaba para llegar y platicar con su adorada era la cueva que va
desde el Teuhtli hasta cerca del Popocatepetl. Por esta audaz acción, nos comenta,
el Popocatepetl sigue enojado, echando humo, agregando además que el “correveidile”
del Teuctzin era el Yeteco.
El señor Valverde también nos cuenta que la cueva
de Mexcalco era usada por “Pilongano”, un roba-vacas de Tulyehualco, para
esconder el ganado hurtado, ya que en ella cabían más de veinte reses.
Habla poco del paraje conocido como Santa Marta
Zolco, del porqué no siguió la ermita en el lugar original y fue trasladada
donde ahora se encuentra. Dice que la cambiaron por que, cada vez que hacían
misa, el cerro les respondía y eso no gustó a los religiosos.
Ya que volvemos sobre las historias alrededor del
Teuhtli, justo es mencionar las encontradas en una recopilación de cuentos,
narrados en náhuatl y español por niños de Santa Ana Tlacotenco[7].
En este libro se encuentran dos relatos en torno al
Teuhtli que hablan de la pugna entre dos señores, entre dos príncipes, por un
lado Chichinahutzin y por el otro Teuhtli, ambos enamorados de Iztaccihuatl. En
los dos textos hallamos a un Teuhtli vengativo, que aprovechando la estancia de
Chichinautzin junto a Iztaccihuatl, va y quema la casa de su rival de amores.
Chichinautzin - en la primera narración - ante la
ofensa, corre tras él y lo atrapa con su brazo izquierdo, al mismo tiempo que
lo hunde, razón por la cual, Teuhtli se encuentra en la actualidad a menor
altitud que Chichinautzin. En la segunda, la respuesta de Chichinautzin es
apedrear la casa de Teuhtli, suceso que hace que, hasta hoy día, el Teuhtli y
sus alrededores se encuentren llenos de rocas.
Otros cuentos más, recogidos de los labios vecinos
de los barrios de San Mateo y Santa Marta, nos dicen que Teuhtli o Teuctzin era
un noble señor que gobernaba con acierto y sabiduría a su pueblo pero que se
enamoró de la doncella Iztaccihuatl, quien estaba prendada del capitán del
ejército del señorío, llamado Popocatepetl.
El señor Teuhtli mandaba al joven guerrero a
batallas, de las que siempre regresó victorioso, con el fin de que muriera,
pero como este suceso no llegaba, decidió asesinarlo con una flecha envenenada.
Cuando iba a realizar su venganza, Iztaccihuatl se interpuso en la trayectoria
de la flecha y quedo muerta. Esto llenó de rabia a Popocatepetl quien, en fiera
pelea, mato a Teuhtli. Luego tomó a su amada y la recostó en un lugar del
bosque, quedándose él a su lado hasta que el tiempo los cubrió con su manto[8].
La otra historia tiene como protagonistas a Teuhtli
y al Tepozteco. Resulta que Teuhtli era un peón que iba diario a trabajar la
tierra a lo que hoy es el estado de Morelos. Como Teuhtli quería mejorar su
tierra y hacerla productiva, en cada uno de sus viajes traía consigo tierra y
agua, cuidándose que no lo descubrieran.
Un día lo vio uno de sus compañeros - el Tepozteco -, quien lo siguió y soltó una
serpiente para que lo matara. Teuhtli luchó por su vida, venció al animal y
arrojó, con toda su fuerza, al Tepozteco hasta lo que hoy día es
Tepoztlan; pero al mismo tiempo se dio
cuenta de la envidia que existía por el agua, así que decidió quedarse cuidando
a su pueblo. Los pedazos de la serpiente son los cerros que rodean al volcán en
la actualidad[9],
en tanto que la cabeza de dicho animal correspondería a Xaltepec o la mina.
Sobre el volcán Teuhti se dicen muchas cosas, una
más de ellas nos las proporcionó el señor Félix Nápoles Martínez, de ochenta y
dos años, oriundo del barrio de Santa Marta en Villa Milpa Alta. Recuerda que
cuando el era niño, de unos seis u ocho años, escuchó de los mayores una
leyenda sobre el Teuhtli. En ella se expresa la creencia de que si una persona
vieja subía y se dejaba rodar por las laderas del Teuhtli, cuando llegaban al
pie del cerro rejuvenecía, después de lo cual tenían que dar gracias a Dios[10].
Una vez oído lo anterior, la memoria no tarda en
relacionarle con un suceso recogido por el fraile dominico Diego Durán, en el
siglo XVI, cuando escribe sobre un viaje realizado por sacerdotes indígenas al
mítico Aztlan, mandados por Moctezuma Ilhuicamina. Los enviados se admiran de
que la gente del lugar no envejece y se dan cuenta, por medio del ayo de la
diosa Coatlicue, de que al subir y bajar
del cerro, las personas viejas rejuvenecían.
“este cerro
tiene esta virtud: que el que, ya viejo, se quiere remozar, sube hasta donde le
parece, y vuelve de la edad que quiere. Si quiere volver muchacho, sube hasta
arriba, y si quiere volver mancebo, sube hasta un poco más arriba de la mitad,
y si de buena edad, hasta la mitad…”[11]
De la misma manera, el ascender y descender en el
Teuhtli marca una especie de continuo eterno, una metáfora del ciclo de vida de
los seres humanos que forma parte de la cosmovisión prehispánica, del constante
remozamiento de los hombres.
Al preguntarle sobre la zona entre el Teuhtli y
Yeteco, que algunos conocen como los “cornejales”, nos revela que el nombre de
ese lugar, es Yetecontitla[12].
Que decir del Yeteco, de su nombre puede haber
varias traducciones que de una u otra manera pueden ser aceptadas. Sin embargo,
después de buscar en varios diccionarios es posible que la más acertada sea la
que hace tiempo nos proporcionó el profesor Artemio Solís Guzmán, misma que,
posteriormente, fue ratificada al encontrar algo similar en el diccionario de
Rémi Simeón. Esta variante saldría de Yetl que es una planta medicinal, algo
parecida al tabaco, significado que se acerca a lo que quiere decir Pisiete o
piciete, que es el nombre que se le da al Yeteco en los papeles de la propiedad
comunal de Milpa Alta. La traducción de tal término, según el trabajo realizado
por Sergio Sevilla Peña y por la razón anotada arriba es “vasija de tabaco” o
“calabaza contenedora de tabaco”.
También sobre el Yeteco hay narraciones que lo
hacen hijo de Teuhtli e Iztaccihuatl. Una de ellas dice que Teuhtli era un
viejo guerrero que salió raspar con su hijo Yeteco. La labor con los magueyes
hizo que no se diera cuenta que una serpiente iba a morder al pequeño. Sin
embargo, un presentimiento, hizo que Iztaccihuatl fuera a donde estaban su
esposo e hijo. Se acercó para impedir la mordedura, pero al sentir su presencia la serpiente se le abalanzó; la
mujer se espanto y corrió, cayó y se golpeó en la cabeza. Cerca, testigo del
acontecimiento aciago, Popocatepetl – su eterno enamorado-, mata a la serpiente
y al ver que Iztaccihuatl no despierta, la toma y la pone en lo más alto y se
postra a sus pies[13].
Así hablando del hijito del Teuhtli e Iztaccihuatl,
del abrupto y cavernoso Yeteco y del quemado Chichinautzin, regresamos a
nuestro pueblo llamado la Asunción Milpa Alta.
*Integrante
del Consejo de la Crónica de Milpa Alta y vecino del barrio de la Concepción.
[1]
Para la palabra Mexcalco se tienen dos posibles traducciones: a) casa o contendedor de nubes y b) lugar
de magueyes. Para Itzcoatl, sería serpiente
de obsidiana, deidad ligada a la fertilidad. En el análisis de estás
palabras en lengua náhuatl, quiero agradecer el apoyo del etnohistoriador y
cronista Sergio Sevilla Peña por el auxilio prestado.
[2] Un
agradecimiento al profesor Artemio Solís Guzmán por habernos llevado al recorrido
por dicha cueva el 3 de agosto de 2008.
[3]
GARCÍA CUBAS, Antonio. Escritos diversos de 1870 a 1874.
“Una excursión a la Caverna de Cacahuamilpa”. Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes (www.cervantesvtual.com).
[4] Ibíd. p.
160
[5] Plática
con un vecino del barrio de Santa Cruz, Milpa Alta, del 24 de agosto de 2008.
[6] La
plática se realizó el día 7 de julio de 2008. El señor Raúl Valverde murió en el mes de noviembre del mismo año.
[7] OCHOA CABRERA, José Antonio, et al. Nich
mononuchelli no cultzi. Me lo contó mi abuelo. Tradición oral infantil de los
nahuas de Santa Ana Tlacotenco y San Juan Tepenahuac, Milpa Alta, D.F.
México, 1996, El Angelito, pp. 46 y 47
[8] TORRES PUEBLA, Alejandro. et al. Frente
al Tlecuil. Relatos tradicionales de Milpa Alta. México, GDF/PAPO,
2004, pp. 46 y 47
[9] Ibíd. p. 43 El papel como vigilante de
Milpa Alta que tiene el Teuhtli también es resaltado en la entrevista del señor
Raúl Valverde.
[10]
Entrevista con el señor Felix Nápoles Martínez del día 7 de agosto de 2008.
[11] DURAN, Diego. Historia de las Indias de la
Nueva España e Islas de Tierra Firme. México, Porrúa, 1984, p. 222
[12]
Yetecontitla, puede ser traducido como el lugar donde abundan los recipientes
de tabaco.
[13] TORRES PUEBLA, Alejandro. et al. Frente
al Tlecuil… Op cit., pp. 44 y 45