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viernes, 27 de julio de 2012

TRES LINDEROS: MEXCALCO, TEUHTLI Y YETECO.



Por: Raymundo Flores Melo*

Mexcalcoitzcoatl[1] es uno de los linderos de la propiedad comunal de Milpa Alta, para ser más exactos es el paraje previo al volcán Teuhtli, en él encontramos una cueva que en la actualidad puede ser recorrida en su primera parte sin mucho esfuerzo ni implementos sofisticados, baste una potente linterna y tener cuidado con el irregular camino cubierto de rocas. Después de unos trescientos metros el acceso se estrecha y da paso a por lo menos tres conductos que solo pueden ser recorridos a rastras[2]. La fauna presente son pequeños murciélagos y algunas arañas.

Debido a las características señaladas, la cueva de Mexcalco es visitada de manera cotidiana por muchas personas, hecho que se ha traducido en la gran cantidad de basura y los numerosos graffitis que presentan sus paredes. Grupos de amigos, familias y parejas acuden todos los días con el fin de conocer, divertirse y hacer un poco de ejercicio.

Según dicen algunos milpaltenses estas cuevas son tan largas que llegan hasta el Iztaccihuatl, el Tepozteco y, uno de sus ramales, a los pies de la virgen en la Parroquia de la Asunción.

Pero esta creencia no es nueva, pues si volvemos la mirada al pasado, al año de 1874,  haciendo relación de lo leído de la pluma de don Antonio García Cubas[3] sobre el Teuhtli y sus cuevas, de la manera en que transcribe, sin querer comprometerse a darla por buena, una información hallada en un viejo cuadernillo -atribuido a Francisco Ramírez Castañeda- en el que se menciona una poco probable comunicación entre las grutas de Cacahuamilpa y la caverna de Mexcalco, encontramos una descripción, en apariencia, vivida y detallada del accidente geográfico que es la siguiente:

La entrada de la cueva es estrecha al principio, y a las tres o cuatro leguas de camino subterráneo, va extendiéndose progresivamente y presentando a la vista todas las creaciones de una bella gruta, con cristalizaciones, estalactitas y estalagmitas formadas por el tiempo. De trecho en trecho se presentan diversas cuevas o senderos más o menos prolongados; pero hay una vía regularmente cómoda, por donde puede practicarse una exploración, la que se comunica con la gruta de Cacahuamilpa, a más de veinticinco leguas de distancia[4].

Agregando más adelante que:
Pocas personas se han atrevido a penetrar bastante en la cueva, y sólo una vez que se introdujo por allí una manada de carneros, varias personas penetraron en ella con objeto de sacarlos de allí; lo que no consiguieron, pues las ovejas se internaron mucho en ella, y los que iban en su seguimiento, después de dos días de camino, se volvieron, ya sea por temor o por falta de alimento y de luces”.

No sin antes decirnos que varias familias, “la mayor parte acomodadas, ocultaron sus tesoros en Mexcalco, cueva que se halla junto al Teutli, y cuya caverna es una de las más raras curiosidades de la naturaleza”.

Narraciones como la recogida por don Antonio García Cubas aún pueden oírse de los labios de algunos milpaltenses. Todavía en la década de los cuarenta los jóvenes que acudían a esta cueva y se atrevían a penetrar en ella, pudieron darse cuenta del goteo presente y de la humedad interior por el lodo en sus zapatos y ropa a la hora de salir a la luz del sol[5].

De esta manera regresamos de nueva cuenta a la zona cercana al Teuhtli, a sus caminos, a hablar de aquellas personas que hace más de cincuenta años, una buena parte de los milpaltenses, consideraban “locas” por ir a vivir tan lejos del centro del pueblo, por habitar entre milpas y magueyes. A revivir el paisaje de antaño donde había abundancia de palo dulce, árboles de diverso tipo y de canarios silvestres, donde todavía se le daba importancia al trabajo campesino en la milpa y la producción del pulque.

El señor Raúl Valverde nos recuerda los tiempos que se fueron, del trabajo que le costó, junto a otros vecinos, la construcción de uno de los primeros caminos que permitirían sacar la producción – todavía incipiente - de nopal,  de aquel que hace que se prolongue al norte la Avenida Tlaxcala. Hombre de noventa y cuatro años[6], con amplia experiencia en la apicultura y en el trabajo por el beneficio de su comunidad empieza a contar sobre la zona donde le gusta pasar su vida: el Teuhtli.

Para él, el volcán, es el Teuctzin, el señor; el que cuida a los milpaltenses, es el sitio donde de chamaco con sus amigos jugaba a deslizarse con una penca de maguey sobre el arenal. A pregunta expresa, da cuenta de una leyenda sobre el cerro y dice, con cierto dejo de malicia, que el Teuhtli era uno de los galanes de Iztaccihuatl e iba a visitarla por el túnel cuando el Popocatepetl dormía y se pasaba platicando toda la noche con ella. Que el camino que usaba para llegar y platicar con su adorada era la cueva que va desde el Teuhtli hasta cerca del Popocatepetl. Por esta audaz acción, nos comenta, el Popocatepetl sigue enojado, echando humo, agregando además que el “correveidile” del Teuctzin era el Yeteco.

El señor Valverde también nos cuenta que la cueva de Mexcalco era usada por “Pilongano”, un roba-vacas de Tulyehualco, para esconder el ganado hurtado, ya que en ella cabían más de veinte reses.

Habla poco del paraje conocido como Santa Marta Zolco, del porqué no siguió la ermita en el lugar original y fue trasladada donde ahora se encuentra. Dice que la cambiaron por que, cada vez que hacían misa, el cerro les respondía y eso no gustó a los religiosos.

Ya que volvemos sobre las historias alrededor del Teuhtli, justo es mencionar las encontradas en una recopilación de cuentos, narrados en náhuatl y español por niños de Santa Ana Tlacotenco[7].
En este libro se encuentran dos relatos en torno al Teuhtli que hablan de la pugna entre dos señores, entre dos príncipes, por un lado Chichinahutzin y por el otro Teuhtli, ambos enamorados de Iztaccihuatl. En los dos textos hallamos a un Teuhtli vengativo, que aprovechando la estancia de Chichinautzin junto a Iztaccihuatl, va y quema la casa de su rival de amores.

Chichinautzin - en la primera narración - ante la ofensa, corre tras él y lo atrapa con su brazo izquierdo, al mismo tiempo que lo hunde, razón por la cual, Teuhtli se encuentra en la actualidad a menor altitud que Chichinautzin. En la segunda, la respuesta de Chichinautzin es apedrear la casa de Teuhtli, suceso que hace que, hasta hoy día, el Teuhtli y sus alrededores se encuentren llenos de rocas.

Otros cuentos más, recogidos de los labios vecinos de los barrios de San Mateo y Santa Marta, nos dicen que Teuhtli o Teuctzin era un noble señor que gobernaba con acierto y sabiduría a su pueblo pero que se enamoró de la doncella Iztaccihuatl, quien estaba prendada del capitán del ejército del señorío, llamado Popocatepetl.

El señor Teuhtli mandaba al joven guerrero a batallas, de las que siempre regresó victorioso, con el fin de que muriera, pero como este suceso no llegaba, decidió asesinarlo con una flecha envenenada. Cuando iba a realizar su venganza, Iztaccihuatl se interpuso en la trayectoria de la flecha y quedo muerta. Esto llenó de rabia a Popocatepetl quien, en fiera pelea, mato a Teuhtli. Luego tomó a su amada y la recostó en un lugar del bosque, quedándose él a su lado hasta que el tiempo los cubrió con su manto[8].

La otra historia tiene como protagonistas a Teuhtli y al Tepozteco. Resulta que Teuhtli era un peón que iba diario a trabajar la tierra a lo que hoy es el estado de Morelos. Como Teuhtli quería mejorar su tierra y hacerla productiva, en cada uno de sus viajes traía consigo tierra y agua, cuidándose que no lo descubrieran.

Un día lo vio uno de sus compañeros  - el Tepozteco -, quien lo siguió y soltó una serpiente para que lo matara. Teuhtli luchó por su vida, venció al animal y arrojó, con toda su fuerza, al Tepozteco hasta lo que hoy día es Tepoztlan;  pero al mismo tiempo se dio cuenta de la envidia que existía por el agua, así que decidió quedarse cuidando a su pueblo. Los pedazos de la serpiente son los cerros que rodean al volcán en la actualidad[9], en tanto que la cabeza de dicho animal correspondería a Xaltepec o la mina.

Sobre el volcán Teuhti se dicen muchas cosas, una más de ellas nos las proporcionó el señor Félix Nápoles Martínez, de ochenta y dos años, oriundo del barrio de Santa Marta en Villa Milpa Alta. Recuerda que cuando el era niño, de unos seis u ocho años, escuchó de los mayores una leyenda sobre el Teuhtli. En ella se expresa la creencia de que si una persona vieja subía y se dejaba rodar por las laderas del Teuhtli, cuando llegaban al pie del cerro rejuvenecía, después de lo cual tenían que dar gracias a Dios[10].

Una vez oído lo anterior, la memoria no tarda en relacionarle con un suceso recogido por el fraile dominico Diego Durán, en el siglo XVI, cuando escribe sobre un viaje realizado por sacerdotes indígenas al mítico Aztlan, mandados por Moctezuma Ilhuicamina. Los enviados se admiran de que la gente del lugar no envejece y se dan cuenta, por medio del ayo de la diosa Coatlicue,  de que al subir y bajar del cerro, las personas viejas rejuvenecían.

este cerro tiene esta virtud: que el que, ya viejo, se quiere remozar, sube hasta donde le parece, y vuelve de la edad que quiere. Si quiere volver muchacho, sube hasta arriba, y si quiere volver mancebo, sube hasta un poco más arriba de la mitad, y si de buena edad, hasta la mitad…[11]

De la misma manera, el ascender y descender en el Teuhtli marca una especie de continuo eterno, una metáfora del ciclo de vida de los seres humanos que forma parte de la cosmovisión prehispánica, del constante remozamiento de los hombres.

Al preguntarle sobre la zona entre el Teuhtli y Yeteco, que algunos conocen como los “cornejales”, nos revela que el nombre de ese lugar, es Yetecontitla[12].

Que decir del Yeteco, de su nombre puede haber varias traducciones que de una u otra manera pueden ser aceptadas. Sin embargo, después de buscar en varios diccionarios es posible que la más acertada sea la que hace tiempo nos proporcionó el profesor Artemio Solís Guzmán, misma que, posteriormente, fue ratificada al encontrar algo similar en el diccionario de Rémi Simeón. Esta variante saldría de Yetl que es una planta medicinal, algo parecida al tabaco, significado que se acerca a lo que quiere decir Pisiete o piciete, que es el nombre que se le da al Yeteco en los papeles de la propiedad comunal de Milpa Alta. La traducción de tal término, según el trabajo realizado por Sergio Sevilla Peña y por la razón anotada arriba es “vasija de tabaco” o “calabaza contenedora de tabaco”.

También sobre el Yeteco hay narraciones que lo hacen hijo de Teuhtli e Iztaccihuatl. Una de ellas dice que Teuhtli era un viejo guerrero que salió raspar con su hijo Yeteco. La labor con los magueyes hizo que no se diera cuenta que una serpiente iba a morder al pequeño. Sin embargo, un presentimiento, hizo que Iztaccihuatl fuera a donde estaban su esposo e hijo. Se acercó para impedir la mordedura, pero al sentir  su presencia la serpiente se le abalanzó; la mujer se espanto y corrió, cayó y se golpeó en la cabeza. Cerca, testigo del acontecimiento aciago, Popocatepetl – su eterno enamorado-, mata a la serpiente y al ver que Iztaccihuatl no despierta, la toma y la pone en lo más alto y se postra a sus pies[13].

Así hablando del hijito del Teuhtli e Iztaccihuatl, del abrupto y cavernoso Yeteco y del quemado Chichinautzin, regresamos a nuestro pueblo llamado la Asunción Milpa Alta.

*Integrante del Consejo de la Crónica de Milpa Alta y vecino del barrio de la Concepción.


[1] Para la palabra Mexcalco se tienen dos posibles traducciones: a) casa o contendedor de nubes y b) lugar de magueyes. Para Itzcoatl, sería serpiente de obsidiana, deidad ligada a la fertilidad. En el análisis de estás palabras en lengua náhuatl, quiero agradecer el apoyo del etnohistoriador y cronista Sergio Sevilla Peña por el auxilio prestado.
[2] Un agradecimiento al profesor Artemio Solís Guzmán por habernos llevado al recorrido por dicha cueva el 3 de agosto de 2008.
[3] GARCÍA CUBAS, Antonio. Escritos diversos de 1870 a 1874. “Una excursión a la Caverna de Cacahuamilpa”. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (www.cervantesvtual.com).
[4] Ibíd. p. 160
[5] Plática con un vecino del barrio de Santa Cruz, Milpa Alta, del 24 de agosto de 2008.
[6] La plática se realizó el día 7 de julio de 2008. El señor Raúl Valverde murió en el mes de noviembre del mismo año.
[7] OCHOA CABRERA, José Antonio, et al. Nich mononuchelli no cultzi. Me lo contó mi abuelo. Tradición oral infantil de los nahuas de Santa Ana Tlacotenco y San Juan Tepenahuac, Milpa Alta, D.F. México, 1996, El Angelito, pp. 46 y 47
[8] TORRES PUEBLA, Alejandro. et al. Frente al Tlecuil. Relatos tradicionales de Milpa Alta. México, GDF/PAPO, 2004, pp. 46 y 47
[9] Ibíd. p. 43 El papel como vigilante de Milpa Alta que tiene el Teuhtli también es resaltado en la entrevista del señor Raúl Valverde.
[10] Entrevista con el señor Felix Nápoles Martínez del día 7 de agosto de 2008.
[11] DURAN, Diego. Historia de las Indias de la Nueva España e Islas de Tierra Firme. México, Porrúa, 1984, p. 222
[12] Yetecontitla, puede ser traducido como el lugar donde abundan los recipientes de tabaco.
[13] TORRES PUEBLA, Alejandro. et al. Frente al Tlecuil… Op cit., pp. 44 y 45