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martes, 3 de abril de 2012

EN DEFENSA DEL BOSQUE Y LA TIERRA COMUNAL.


LA TOMA DE LA DELEGACIÓN POLÍTICA DE MILPA ALTA
Por: Raymundo Flores Melo*

Quizá uno de los movimientos sociales que causó mayor impacto en la conciencia de los habitantes de Milpa Alta fue el de los Comuneros Organizados. Desde la segunda mitad de los años setenta hasta los ochenta del siglo pasado se produce su gestación y máximo desarrollo. Estos hombres y mujeres encausaron y dieron vida permanente a la defensa del bosque y las tierras comunales de la demarcación. Si bien con altibajos, el trabajo de los comuneros ha continuado y, por tanto, se hace necesario llamar a la memoria para evitar el olvido. Hoy, mediante este escrito, miraremos hacia un episodio del pasado de la lucha comunal en Milpa Alta.

Uno de los puntos más impactantes de este movimiento fue la toma de la delegación política, propiciada por el apoyo permanente del entonces delegado, Umberto Navarro González (1978-1982) y por la complicidad de la Secretaría de la Reforma Agraria con el representante comunal general Daniel Chícharo Aguilar, quien, gracias a ese apoyo y al cargo que ostentaba vendía la madera extraída del monte a la Compañía de Papel Loreto y Peña Pobre, sin rendir cuenta a los propietarios de los recursos forestales, es decir a los milpalteses. Los comuneros, cansados de que unas cuantas familias lucraran con el patrimonio colectivo empezaron a movilizarse para desconocer a la representación comunal y a exigir la renuncia del delegado político.

Fue el 12 de junio de 1979 cuando cientos de milpaltenses, pertenecientes a los nueve pueblos comuneros1, se manifestaron en las calles para demostrar su inconformidad. Hombres, mujeres, niños, familias enteras exigieron la salida del delegado que había sido designado por el entonces Regente de la Ciudad de México, Carlos Hank González. El lugar de partida fue el número trece de la calle Oaxaca en el barrio de la Concepción; la marcha la encabezaban, en reconocimiento de la experiencia acumulada a lo largo de la vida, el Consejo de Respetables integrado por los ancianos de los pueblos comuneros, entre ellos don Crecenciano Barquera, de San Pedro Atócpan; el nahuatlato Carlos López Ávila, presidente del Consejo Supremo Náhuatl, y don Ángel Patiño, oriundos de Santa Ana Tlacotenco; don Emiliano Ríos, del barrio de San Agustín; don Eligio Castañeda, de San Jerónimo Miacactlán, entre otros.

En las mantas se expresaba el animo de la población y podía leerse en ellas: “El Consejo de Respetable exige la renuncia de U. Navarro”, “Mejor morir luchando que vivir de rodillas. ¡Venceremos!”, “El pueblo es soberano y las autoridades están para servirle”, “La comunidad milpaltense repudia a Umberto Navarro”, “los comuneros organizados no queremos mas represión, queremos solución a nuestros problemas”, “los comuneros organizados apoyamos la reforestación”, “La comunidad de Milpa Alta en pie de lucha”. 

La manifestación toma la calle Guanajuato hasta entroncar con la avenida Yucatán sur, sube hasta la altura de la calle Hidalgo para recibir a los contingentes comuneros de Santa Ana Tlacotenco y San Lorenzo Tlacoyucan. Baja por la misma calle y toman la avenida Constitución, da vuelta en la avenida México para entrar en la explanada delegacional.

El delegado se encuentra dentro. Son unos minutos después de las dos de la tarde. El edificio está sitiado tanto por granaderos como por los milpaltenses que luchan por su bosque. 

Crece la tensión, los comuneros piden la renuncia del delegado y encomiendan al Consejo de Respetables  hablar con él, por lo que entran al edificio para dialogar. No hay una solución favorable a su demanda. Umberto Navarro les dice que no va a renunciar pues no lo habían nombrado el pueblo sino el Regente. Sale la comisión por segunda vez para informar lo sucedido a la concurrencia. 

Los comuneros, ante la actitud soberbia del gobernante, deciden mantener el plantón e inician la instalación de una tienda de campaña, lumbradas y de todo lo necesario para preparar café y pasar la noche. El ánimo y la algarabía crecen, lo mismo que la solidaridad. Todos cooperan acarreando troncos, piedras, cazo y otros enseres comestibles como pan y café. Pasa la tarde sin novedad, únicamente el jefe de la policía en Milpa Alta, el comandante Vega, trata de interactuar con algunos comuneros, platica, se presenta amigable.  La tarde llega, las más de tres mil personas reunidas, fueron regresando a sus casas a medida que oscurecía. En la explanada delegacional quedó solo una comisión de aproximadamente 100 personas de todos los pueblos comuneros.

En la madrugada y en medio de la oscuridad, entre las cuatro y cinco de la mañana, aparecen de treinta a cuarenta personas2 portando antorchas, agreden y dispersan a los comuneros reunidos. La gente y los dirigentes comunales que luchaban contra el delegado, entre ellos los profesores Aquiles Vargas Alvarado y Raymundo Flores Aguilar, escapan por las calles aledañas. El segundo de ellos se refugia en casa de un compañero del barrio de los Ángeles. Se escuchan balazos. Los granaderos apostados alrededor del edificio delegacional apoyan la acción de los antorchistas. 

Aparentemente los comuneros son rebasados por las fuerzas represivas del delegado y del representante comunal, sin embargo, en un par de horas, un grupo más numeroso de milpaltenses reforzaba la toma de la delegación, entre ellos el señor Juan Pérez habitante de San Lorenzo Tlacoyucan y Ramiro Taboada, de Villa Milpa Alta que, micrófono en mano, convocaba a la resistencia. Los comuneros se reagrupan y mandan a otra comisión a entrevistarse con el Regente y, ente la autoridad, solicitar la destitución del delegado Navarro. En tanto, las mujeres rezaban en las oficinas del movimiento comunal. Eran las ocho de la mañana del día trece de junio. 

Había empezado una temporada inquietante para los habitantes de Milpa Alta, la delegación más rural del Distrito Federal, pues a partir de ese entonces, tanto la posición de las autoridades locales, como la del grupo de Daniel Chícharo y los comuneros organizados se endurecieron, convirtiéndose en conflictos de mayor envergadura.

Las fotos que aparecen en el presente trabajo fueron realizadas por uno de los jóvenes dirigentes de los Comuneros Organizados, quien respondía en vida al nombre de Gabriel Jiménez Gutiérrez.


* Miembro del Consejo de la Crónica de Milpa Alta y habitante del Barrio de la Concepción.
rayflome@gmail.com
AGOSTO DE 2003.


1 Villa Milpa Alta, San Lorenzo Tlacoyucan, Santa Ana Tlacotenco, San Juan Tepenahuac, San Francisco Tecoxpa, San Jerónimo Miacatlán, San Agustín Ohtenco, San Pedro Atocpan y San Pablo Oztotepec.
2 Más tarde se sabría que la mayoría de estas personas eran del equipo de Daniel Chícharo Aguilar  y financiadas por el entonces delegado político Umberto Navarro González y la Compañía papelera Loreto y Peña Pobre que se encontraba en la delegación Tlalpan.